La Acalasia es un trastorno de la motilidad esofágica caracterizado por peristalsis aberrante y relajación insuficiente del esfínter esofágico inferior. Es un trastorno poco frecuente que dificulta el paso de alimentos y líquidos desde el esófago. Se genera cuando se dañan los nervios del esófago. En consecuencia, el esófago se paraliza y se va dilatando con el tiempo y, finalmente, pierde la capacidad de empujar la contenido alimenticio hacia el estómago.
Este tipo de desorden orgánico de tipo motor primario y de etiología desconocida, descubierta por Sir Thomas Williams en 1674. Se presenta por igual en hombres y mujeres, siendo habitual que se presente en edades entre los 25 y 60 años. No hay predominio de determinado género en esta patología. La incidencia anual es de aproximadamente 1,8 casos por cada 100 000 individuos, y una prevalencia de 10 a 12 casos por cada 100 000 personas. Por lo general, la edad en la cual se hace el diagnóstico es entre los 25 y 60 años.
Fisiopatológicamente, hay un proceso inflamatorio que conlleva a la pérdida de neurotransmisores inhibitorios y a un desbalance entre neuronas inhibitorias y excitatorias. Esto desencadena un aumento de actividad colinérgica, que ocasiona la relajación incompleta del esfínter esofágico inferior (EEI).
Se puede considerar un diagnóstico de Acalasia cuando los pacientes presentan disfagia, dolor en el pecho y síntomas de reflujo refractario con o sin perdida de peso. Al presentarse el cuadro descrito, sucede que la comida se acumula en el esófago. A veces, se fermenta y regresa a la boca, donde puede tener un resabio amargo. Algunas personas la confunden con la enfermedad de reflujo gastroesofágico. Sin embargo, en la Acalasia, la comida viene del esófago, por lo que se considera regurgitación o incluso vomito, mientras que, en la enfermedad por reflujo gastroesofágico, viene del estómago.
Se puede pasar por alto o se pueden cometer errores al diagnosticar la Acalasia debido a que los síntomas son similares a los de otros trastornos digestivos. Para realizar una prueba de Acalasia, es probable que el médico recomiende lo siguiente:
a) Practicar una Manometría esofágica que consiste en una prueba que mide las contracciones musculares rítmicas del esófago al tragar, la coordinación y la fuerza que ejercen los músculos del esófago, y lo bien que se relaja o abre el esfínter esofágico inferior durante la deglución.
b) Tomar Rayos X del aparato digestivo superior (esofagografía), para lo cual el paciente debe beber un líquido blanquecino que recubre la mucosa interna del tubo digestivo; ese líquido le permitirá al médico ver la silueta del esófago, del estómago y del intestino delgado. En ocasiones se puede complementar con la toma de una pastilla de bario, ello facilitará determinar si existe una obstrucción del esófago. La imagen característica en punta de lápiz, sugiere acalasia.
c) Practicar una Endoscopia superior; el procedimiento incluye la introducción de un tubo delgado y flexible con una luz y una cámara (endoscopio) por la garganta para ver el interior del esófago y del estómago. La endoscopia puede utilizarse para definir una obstrucción parcial del esófago si los síntomas o los resultados de un estudio con bario indicaran esa posibilidad.
La manometría en alta resolución constituye, junto con la anamnesis, el método de diagnóstico de preferencia; manométricamente la acalasia se caracteriza por una relajación insuficiente del EEI y la pérdida de la peristalsis esofágica. Radiográficamente se documenta la aperistalsis como dilatación esofágica con apertura mínima del EEI, apariencia en ‘pico de ave’, así como escaso vaciamiento del bario. Endoscópicamente se visualiza un esófago con retención de saliva, líquido y partículas de alimento no digeridas en ausencia de estenosis de la mucosa o tumores.
La Acalasia no tiene cura, su tratamiento es paliativo, busca mejorar la calidad de vida del paciente. Una vez que el esófago se paraliza, el músculo no puede volver a funcionar correctamente. Sin embargo, los síntomas habitualmente se pueden tratar con endoscopia, procedimientos mínimamente invasivos o cirugía. El tratamiento incluye opciones como: fármacos, inyección de toxina botulínica, dilatación neumática, miotomía y esofagectomía.
Los ensayos aleatorios controlados respaldan los tratamientos centrados en la alteración del esfínter esofágico inferior con dilatación neumática (70%-90% efectiva) o miotomía laparoscópica (88%-95% efectiva). La manometría de alta resolución ha identificado 3 subtipos de Acalasia, que se distinguen por patrones de presurización y contracción. Actualmente existe otro tratamiento endoscópico llamado POEM, miotomia endoscopia a través de la boca.
Los pacientes con Acalasia tienen un pronóstico variable después de la miotomía endoscópica o quirúrgica basada en subtipos: con el tipo II (ausencia de peristalsis con patrones anormales de alta presión panesofágica) con un resultado muy favorable (96%). El tipo I (ausencia de peristalsis sin presión anormal) con un pronóstico intermedio (81%) que se asocia, no obstante, con el grado de dilatación esofágica. Por el contrario, el tipo III (ausencia de peristalsis con contracciones espásticas esofágicas distales) es una variante espástica con resultados menos favorables (66%) después del tratamiento del esfínter esofágico inferior.
ADDENDUM:
El procedimiento quirúrgico llamado CARDIOMIOTOMIA, constituye el tratamiento para acalasia con mejores resultados a largo plazo. Cabe recalcar que siempre debe de acompañarse de un procedimiento anti reflujo ya sea parcial o total (fundoplicatura) dicho esto, el abordaje quirúrgico y laparoscópico para el tratamiento de la acalasia, se considera la mejor opción. Además, el realizar endoscopia transoperatoria, mejora los resultados y efectos de la cirugía realizada.