¿Cómo se puede diagnosticar la pancreatitis aguda (PA)?
La clasificación de Atlanta revisada de 2012, proporciona una nueva definición diagnóstica de PA, según la cual se deben cumplir dos de los siguientes criterios:
- Aparición aguda de dolor epigástrico intenso y persistente, a menudo irradiado a la espalda, aliviado por la flexión. Agravado por la ingesta de alimentos y presente en el 100% de los casos.
- Actividad de la lipasa sérica al menos tres veces mayor que el límite superior del valor predictivo positivo normal al 90%. Se normaliza rápidamente en 72 h. No hay razón para análisis de amilasemia.
- Hallazgos característicos de AP en la TAC con contraste IV que no es necesario realizar de forma sistemática e inmediata si se cumplen los dos primeros criterios.
En el 50% de los casos el paciente presenta vómitos alimentarios y en el 30% de los casos íleo reactivo. Los signos clínicos de insuficiencia orgánica pueden encontrarse entre los siguientes: estado de shock, insuficiencia respiratoria, insuficiencia renal, coagulación intravascular diseminada, sepsis grave, signos neurológicos y trastornos metabólicos mayores.
¿Bajo qué circunstancias se puede sospechar la causa de PA por cálculos biliares?
Es importante ser informado sobre la historia de la patología litiásica interrogando al paciente sobre posibles episodios pasados de cólico biliar, PA, colecistitis aguda o existencia conocida de litiasis vesicular. Es necesario descartar otras etiologías de PA buscando consumo crónico de alcohol, dislipidemia familiar o patología endocrina con hipercalcemia.
En una persona mayor de 50 años, es necesario considerar sistemáticamente la posible existencia de un tumor pancreático.
¿Qué tipo de pruebas biológicas se deben realizar?
Las pruebas biológicas incluyen un estudio hepático integral que incluye transaminasas, fosfatasa alcalina, gamma-glutamiltransferasas (GGT) y bilirrubina total y conjugada.
Por ejemplo, un nivel de alanina aminotransferasa (ALT) tres veces más alto dentro de las primeras 48 horas sugiere fuertemente la causa de cálculos biliares (valor predictivo positivo: 85%). Mientras que la presencia de cálculos biliares en el conducto biliar común se observa en el 42% de los pacientes con un nivel elevado de enzimas hepáticas.
Para descartar otras posibles etiologías también es necesario realizar una determinación de alcoholemia, calcio sérico corregido y proceder a la determinación de triglicéridos y colesterol. La evaluación restante incluye hemograma completo (CBC) para determinar la puntuación del síndrome de respuesta inflamatoria sistémica (SIRS) y buscar fallas orgánicas asociadas.
¿Qué estudios de imagen se debe realizar y en qué momento?
Inmediatamente se realiza una ecografía abdominal para confirmar la causa de la PA por cálculos biliares y buscar argumentos que apoyen la hipótesis de cálculos en el conducto biliar común (coledocolitiasis). Si bien la sensibilidad de la ecografía abdominal para la detección de cálculos biliares es del 90%, es menos probable que demuestre la existencia de coledocolitiasis (entre el 50 y el 80%). Si el colédoco mide 9 mm o más, la coledocolitiasis está presente en el 100% de los casos; en el 40% de los casos, sin embargo, la región pancreática permanece oculta.
La tomografía computarizada abdominal y pélvica se realiza de inmediato solo cuando hay dudas sobre el diagnóstico o signos de gravedad. No es necesario durante cada brote de AP. Los resultados normales no excluyen el diagnóstico, más bien debe ordenarse alrededor del quinto día del inicio de los síntomas como una forma de buscar complicaciones. Este estudio facilita la búsqueda de necrosis pancreática y peripancreática, colecciones intraparenquimatosas y extraparenquimatosas, ascitis, cálculos en la vesícula biliar o vías biliares dilatadas y complicaciones como trastornos vasculares o del tracto digestivo. Sin embargo, sigue siendo menos eficaz (sensibilidad: 60 a 87%) que la ecografía en la detección de cálculos biliares.
En cuanto a la ecografía endoscópica y la colangiopancreatografía por resonancia magnética (CPRM), hoy en día no tienen interés en el diagnóstico de PA y se reservan para el diagnóstico de coledocolitiasis. Mientras que la ecografía endoscópica y la CPRM muestran la misma especificidad (94 %) en el diagnóstico de cálculos de colédoco, la primera destaca mejor los cálculos biliares pequeños (< 6 mm) con una sensibilidad del 90 % frente al 82 % para la CPRM, y permite realizar una esfinterotomía endoscópica al mismo tiempo.
Si bien la CPRM no es invasiva [8] y es adecuada para la búsqueda de anomalías anatómicas (páncreas divisium, páncreas anular) y para evaluar la integridad de los conductos pancreáticos, su sensibilidad varía según el tamaño del cálculo biliar, es del 100 % para cálculos biliares > 1 cm pero solo el 71% para cálculos biliares ≤ 5 mm [8].
¿Qué puntajes de gravedad deben usarse?
En el pasado, se usaban numerosas puntuaciones para evaluar la gravedad de la PA: puntuaciones clínicas (evaluación de salud crónica y fisiología aguda — APACHE II — y la puntuación del índice para la gravedad de la pancreatitis aguda — BISAP), puntuaciones biológicas (proteína C reactiva > 150 mg/dL) y puntuaciones radiográficas (puntuación de Balthazar). Sin embargo, desde la revisión de la clasificación de Atlanta, el único puntaje utilizado para evaluar la gravedad de la PA es el SIRS, que debe calcularse al ingreso o dentro de las 48 horas (Tabla 1).